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LA ESTRATEGIA DEL DESCREMADO DE PRECIOS Y EL CONSUMO INTELIGENTE EN LA ECONOMÍA CIRCULAR

La economía circular tiene un gran desafío: Cambiar no solo los modelos de producción y logística de las empresas, sino también las pautas de consumo de la sociedad. Es aquí donde los nuevos fundamentos de una economía circular se enfrentan directamente con algunas estrategias de marketing empleadas por grandes multinacionales.

El descremado de precios

La estrategia del “descremado de precios” es una estrategia comercial, donde los nuevos productos se fijan al precio más alto posible, a ese precio las empresas consiguen compradores de un segmento concreto: compradores de nivel adquisitivo alto o con interés en adquirir siempre lo último del mercado. Las empresas no renuncian a otros segmentos de la población de nivel adquisitivo inferior o consumidores sin un interés prioritario en adquirir lo último, con lo que al sacar un nuevo producto, fijan el precio de este al nivel más alto posible y rebajan el precio del producto anteriormente “nuevo”. Esto sucede a varios niveles y es lo que conocemos como la estrategia del descremado de precios.

La evolución de los precios en los productos

Un producto evoluciona por todo un ciclo de precios, captando en cada una de sus etapas un segmento de consumidores específico. Pongamos un ejemplo: El tipo de televisor más caro del mercado cuesta alrededor de 3.000€, la segunda tipología de televisores más caros ronda los 2.000€ y la televisión más económica ronda los 800€. Sin embargo, vemos como los televisores LED han pasado por cada una de estas fases. Lo mismo ocurrió con los televisores 3D y lo mismo pasará con los televisores curvilínea. Cuando se baja el precio de un producto como un televisor LED no es porqué se deje de fabricar ni porqué hayan multitud de unidades almacenadas, simplemente es porque hay un segmento de la población que necesita adquirir un producto “caro”, y para ello se ha de rebajar el precio de los productos lanzados en años anteriores, y fijar el precio en lo más alto del mercado de la última novedad.

Es lógico que los últimos productos ofertados en el mercado sean más caros que los más antiguos (deben amortizar la innovación y el desarrollo), pero cuando cada 6 meses sale un producto nuevo, rebajando un 20% el precio del producto antiguo y llegando éste a valer la mitad en menos de dos años, debemos comprender, que este fenómeno, responde más a una estrategia de marketing que a una visión real sobre el coste y precio de los productos y servicios que encontramos en el mercado.

Un nuevo modelo de consumo

Cuando hablamos de consumo inteligente hablamos de aquellas personas que comparten productos y servicios con otros consumidores, consumidores que compran productos en los que su proceso de fabricación es respetuoso con el medio ambiente, consumidores que adquieren productos de segunda mano alargando la vida del producto… Podemos comprobar, como el nuevo modelo de consumidor llamado a liderar las nuevas pautas de consumo en un futuro cercano, chocan directamente con las estrategias de marketing de las grandes compañías de ayer y hoy, pero seguramente, no del mañana.

Las empresas tradicionales buscan incrementar ventas con el producto, y para ello recurren a estrategias como la comentada, el descremado de precios o por otras tácticas como la obsolescencia programada. Las empresas del mañana apostaran por incrementar sus ingresos con el servicio y no con el producto, abandonarán la necesidad de generar ingresos vendiendo cosas con caducidad programada, para prestar servicios de mantenimiento, soporte y reparación del producto, o simplemente, prestando el servicio que genera el producto, sin necesidad de comprar el producto, como por ejemplo: Una tienda de alquileres de disfraces, te vende la solución que ofrece un disfraz, sin vender el disfraz.

Hoy en día es recurrente oír que sale más a cuenta comprar un electrodoméstico nuevo que cambiarle una pequeña pieza. Saldrá más a cuenta para la empresa que vendió el producto y acaba de generar una nueva venta, pero no para la sociedad. Se nos ocurren muchas ideas para alargar la vida de las cosas, y ralentizar la extracción de materias primeras, pero todas ellas chocan de lleno con las doctrinas de marketing instauradas en las grandes empresas.

 

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