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“GENERACIÓN Z”

Hoy queremos compartir un artículo de Joaquim Braulio, Fundador de “Group 381. El alma de la Economía Circular”, que posee una importante experiencia en la construcción de comunidades y desde el management y el marketing trabajan los principios básicos del “Cradel to Cradel” (de la cuna a la cuna), en pro de la Economía circular. Joaquim Braulio, autor de este artículo, se dedica a la consultoría hacia la transición y comunicación de la Economía Circular, para que la sociedad cambie de modelo económico y cultural.

Vivimos un período acelerado de cambios. Cambios en todos los ámbitos, tecnológicos, sociales, culturales, económicos, políticos, de valores, científicos, religiosos, ideológicos…, si pudiéramos verlo a vista de pájaro desde las alturas y que los árboles no nos ocultasen el bosque, nos daríamos cuenta de que lo que vemos no es una suma de cambios sino un auténtico cambio de época, cambio de cultura, cambio de especie… Un Giro Copernicano que, tarde o temprano, ira afectando al conjunto de sociedades del planeta, porque ninguna puede ya vivir de espaldas a la comunidad. Aunque cada una lo asuma desde su propia particularidad y reaccione y construya desde ella. Sin olvidar, tampoco, que en un mismo territorio pueden estar conviviendo, de forma entrelazada, realidades culturales muy distintas.

El Giro Copernicano del cual Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento, basándose en una analogía con la revolución copernicana. En astronomía, Copérnico comprendió que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis, según la cual la Tierra está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor. Supo que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación, poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor. Kant considerará que en filosofía es precisa una revolución semejante a la copernicana. La filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna de la realidad. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico pero no el conocimiento a priori, pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente. Estamos finalizando nuestra era de la industrialización, la cual ya cambió cuando se produjo el Giro Copernicano al dejar la economía y sociedades agrícolas por la  industrialización. Hace poco más de un siglo, un avance tecnológico revolucionó las estructuras industriales, sociales y humanas del mundo occidental: la introducción y popularización de la electricidad como fuente de energía popular, barata y accesible a todo la cual está todavía vigente, pero se empieza a dudar de su dominio monopolizante.

La tecnología e Internet

Admitámoslo, Internet ha cambiado nuestra vida y ya no es excusa pensar que “A mí no me va a tocar”. Sí te va a tocar, de hecho te está tocando ya, puesto que hace tiempo que no compras un billete físico de avión o que no mandas una carta manuscrita o que no revelas tus fotos o que para resolver tus dudas no abres esos bonitos tomos de la enciclopedia, que decoran tu salón. Afirmaciones como “Internet nunca acabará con los libros o los periódicos de papel” carecen de sustancia: los caballos siguen existiendo, pero viajamos mayoritariamente en coche. Esa es la estrategia que deberemos seguir y la tecnología es la clave en este cambio de época que será el fin de las certezas. De todas maneras no entendamos que estamos frente un cambio tecnológico, si no de cultura digital derivada de la tecnología. No nos confundamos ni nos llevemos a engaño. Se terminó el egoísmo y la obsesión por el consumo y la pasividad que conlleva. Hoy ya tenemos una generación que quiere salvar el mundo, pero todavía no sabe cómo. Han nacido o crecido en plena recesión, en un mundo azotado por el terrorismo, con índices de paro galopantes y una sensación apocalíptica provocada por el cambio climático. Son más realistas que sus hermanos mayores los Milenials, señalan todos los observadores de los mercados siempre preocupados por sus futuros consumidores. Han visto cómo sus predecesores malgastaban el tiempo acumulando títulos universitarios y másteres, para malbaratar entrevistas de trabajo por su sobre cualificación.

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Generación Z

Son la “Generación Z”, el grupo demográfico nacido entre 1994 y 2010 y que representa el 25,9% de la población mundial. Los expertos ya analizan todos los rasgos de su personalidad, básicamente porque son el mercado que se avecina y que decidirá debido a que sus prioridades han cambiado, ya no piensan en comprar si no en alquilar, no creen en la propiedad si no en compartir y colaborar y sus planteamientos de búsqueda de trabajo, primero priorizan la ética de la empresa que el sueldo a cobrar, es más, incluso se dirigen a la creación de su propio puesto de trabajo y si este es a través de una empresa social, mucho mejor.

Por lo tanto, las empresas para empatizar con sus nuevos clientes, considera la influyente pensadora y economista inglesa Noreena Hertz que acaba de publicar un estudio con 2.000 jóvenes ingleses y estadounidenses de esta franja de edad, deberá cambiar todos sus principios filosóficos y sobre todo innovar no tan solo en tecnología si no en su propia gestión, caminando hacia la creación de “Empresas con Sentido”. Aunque admite que este segmento poblacional “Están muy moldeados por la tecnología, pero mucho más por la recesión y las políticas de austeridad. El 77% está preocupado en no endeudarse. Es una generación altruista, nada egoísta. Se mostrará fuerte y políticamente sensibilizada por cuestiones como la desigualdad económica y social. El 95% piensa que debe ayudarse a quien lo necesita, pero están muy desilusionados con la política tradicional”. Y además de forma contundente, según su encuesta, solo uno de cada 10 se fía de su Gobierno por lo tanto, ya hemos empezado a vivirlo, los procesos de gobernanza política van a dar un giro regenerador total. Esto es el inicio de una nueva época y la verdad que estamos empezando a ver grandes cambios en la manera de entender las transacciones económicas, la manera de producir bienes y servicios y la forma en que los consumimos.

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Dos dimensiones

Durante muchos años, lo que ha definido los grandes empresarios y las grandes empresas ha sido únicamente la dimensión de la rentabilidad económica y el crecimiento. Hoy, el ciudadano, consciente o inconscientemente, suma dos dimensiones más: La medioambiental y la social. De las dos se ha escrito mucho en los últimos años, pero es desde hace poco que veo movimientos relevantes en el mundo empresarial. Movimientos, hay que decirlo, provocados en el caso medioambiental para una regulación estricta derivada de situaciones alarmantes -cambio climático y escasez de recursos- y en el caso social por los mismos ciudadanos, que, empoderados por el acceso selectivo a la información (poder elegir) y la conectividad en todo el mundo (poder compartir), utilizan el acto de consumo casi como una protesta hacia el consumismo deslumbrante al que habíamos llegado a la década de 2000.

La era de la información

Por lo tanto andamos hacia maximizar la innovación y la flexibilidad es el objetivo central al que se orientan empresas, regiones y países enteros. La innovación como base de la productividad, la flexibilidad como condición de competitividad y las tecnologías de la información -información y capacidad para manejarla- como base de la infraestructura productiva. Producir innovación requiere producir conocimiento, lo cual redefine el papel del trabajo y las características de los trabajadores como productores, ya no de bienes sino de conocimiento. Manuel Castells establece una frontera entre lo que denomina trabajador genérico frente a trabajador auto-programable. La postindustrialización será, según creo, la base de la nueva época, substituiremos la sociedad de producción por la de los servicios por lo que la innovación no surge en aislamiento, es parte de un sistema en el que la gestión de las organizaciones, el procesamiento del conocimiento y la información, y la producción de bienes y servicios están entrelazados: comunicación, fluidez, flexibilidad, trabajo en equipo, sociedad en red… y la era de los conceptos “CO” colaboración y colaborativo, cooperación, compartir, y sobretodo co-crear son otros de los términos cruciales para definir la nueva estructura social, de esta llamada era de la información. Estamos empezando a vivir, personal y colectivamente, un rito que nos podría llevar de nuestro mundo materialista a un mundo postmaterialista: una sociedad más sana, sabia y ecológica, en la que una economía reintegrada a los ciclos naturales esté al servicio de las personas y de la sociedad, donde la existencia gire en torno al hecho de crear y celebrar en lugar de competir y consumir.

 

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Joaquim Braulio i Mayals

Fuente: https://jobrama.wordpress.com/2015/12/03/epoca-de-cambios-o-cambio-de-epoca/

 

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