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Entrevista a Xavier Marcet, Presidente de Lead To Change

“NO TENEMOS TIEMPO DE CONCIENCIACIONES A FUEGO LENTO”

Xavier Marcet preside una consultoría especializada en innovación estratégica cuya misión es ayudar a las empresas a desplegar modelos de innovación muy orientados a resultados, darles apoyo en el desarrollo de sus proyectos de innovación y emprendimiento corporativo. LTC, con sede en Barcelona, Boston y Santiago de Chile presta servicios a empresas de primera línea con el espíritu de acompañarlas eficientemente en novedades como la circularización de la empresa y de sus productos. La experiencia de Marcet en el ámbito universitario y su actividad en think-tanks hacen de él uno de los principales especialistas de economía circular y empresa.

 ¿Qué retos se le plantean a la industria en el proceso de circularización?

Hay dos grandes retos. El de la competitividad y el de la autenticidad. El primer reto supone que la aplicación de prácticas de economía circular debe suponer una ventaja competitiva y no penalización de sus costes. Es obvio que la innovación debe jugar aquí un papel fundamental. No solamente hay que cambiar el modo de explotar los negocios hay que explorar las oportunidades de la economía circular. Pero es fundamental que la circularización suponga una ventaja competitiva, sin ello, predicaremos en el desierto. En segundo lugar, debe ser verdad. No puede ser una apuesta a medias. En la economía circular no se está a medias. Por ejemplo, una empresa de reciclado de metal sostiene un negocio favorable a la circularidad pero si la apuesta no es circular en sus consumos, sus proveedores, su logística, su apuesta estratégica se debilitará. Necesitamos circularizar cadenas de valor. Y esto es un reto de primera categoría.

¿Cuáles son los mayores problemas de una empresa que quiere circularizar?

Su cultura. Venimos de culturas de linealidad. La circularidad supone releer los modelos de negocio. Necesitamos ver la economía circular como una oportunidad y que lo sea. También que se refleje en los balances. Uno de los principales problemas es que no tenemos suficientes actores en nuestros ecosistemas de competitividad que nos permitan crear cadenas de valor basadas en la economía circular. Por lo tanto, hay problemas dentro de la empresa, en cuanto a cultura, procesos y modelo de negocio, y también hay problemas en los ecosistemas. Estamos comenzando pero el estado del planeta no nos permite lentitudes.

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¿De qué facilidades dispone el entorno industrial y empresarial para abandonar la linealidad?

Hay demasiados golpecitos en la espalda de estímulo, pero pocas externalidades. Necesitamos estímulos a la innovación para proyectos palanca. No me refiero a ayuditas de riego por aspersión. Necesitamos beneficios fiscales a escala local, estatal, europea. Y necesitamos talento especializado en la conversión circular de las empresas. Las empresas no pueden circularizarse a pedazos. Al igual que la transformación digital, la transformación a la circularidad debe tender a la integralidad.

¿Cuál debe ser el rol de una buena consultoría en el acompañamiento del proceso?

Las consultorías deben poner siempre inspiración, trabajo y cero arrogancias. Crear valor a los clientes es muy difícil. También en este tema. En cualquier caso, la consultoría debe ayudar a generar una solución de circularidad de conjunto. Y debe ayudar al proceso de transformación. En la vida, lo más complejo siempre son las transiciones. En economía circular no es una excepción. Diseñar una transición realista que permita mantener las exigencias del día a día pero el avance a la visión circular es el gran aporte.

“Un negocio que contamina es mediocre”

Imaginemos que tengo una empresa lineal, contaminante y debo entrar en circularización. ¿Por qué otras razones, además de las obligadas por ley, me asesoraría usted que lo iniciara?

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Por propósito. No hay empresas sanas en una sociedad insana nos decía Drucker. Primero por propósito y después por estrategia. Lo contaminante no tiene futuro. Y si tiene futuro quién compromete el porvenir es la propia humanidad. Negocio y contaminación deben ser un trade off. En el quehacer diario como consultor de estrategia e innovación veo muchas empresas. Y creo que las razones del propósito crecen. La consistencia está en soluciones sostenibles. Lo demás es mediocridad. Un negocio que contamina es un negocio mediocre. Decía Jim Collins que la mediocridad se basa en la inconsistencia crónica. Por mi parte, en mi libro “Esquivar la Mediocridad” defino que lo que nos vulgariza, lo que no nos inspira, es la base de la mediocridad. Lo contaminante no puede inspirar propósitos consistentes. Necesitamos empresas culturalmente orientadas a los clientes y los clientes finales siempre son ciudadanos. Y los ciudadanos deben poder vivir por generaciones en condiciones de dignidad en un planeta digno.

Como experto universitario ¿puede usted detallarnos qué razones técnicas avalan el salto de la protección medioambiental a la economía circular?

La evidencia del cambio climático. Ya no es una cuestión de expertos. Lo vivimos. Lo contrasta nuestra memoria. Todos los indicadores son más que preocupantes. Y la economía circular no es más que una apuesta consistente que engloba las etapas anteriores.

¿Qué opina usted del actual modelo energético español y de las pautas de transición propuestas por la ministra Ribera?

Me parece que es más comprometido. Creo que recupera lógicas de sostenibilidad imprescindibles. Pero no lo tiene fácil. Sacarnos a todos de nuestra zona de confort nunca es fácil. Sacar a la propia administración de su zona de confort y convertirla en un ejemplo en este tema es casi una heroicidad. Pero no tenemos otra opción. No hay cambios suaves. Pero el cambio brusco de verdad no lo provoca el Ministerio si no el cambio climático.

¿Cumpliremos con los objetivos europeos?

No lo sé, sinceramente.

¿Están los agentes sociales y empresariales ayudando suficientemente al tejido empresarial para encaminarlo hacia la circularización?

Entre los discursos sobre los límites del crecimiento del Club de Roma en los años setenta y la Cumbre de París de 2016 pasó demasiado tiempo. Ahora no tenemos tiempo de concienciaciones a fuego lento, ya no. Y por ello, hay que esperar que organizaciones empresariales y sindicales sean mucho más emprendedoras en este tema.

“Empresas que más han contaminado el planeta harán negocios intentanto salvarlo”

¿Quién va a hacer negocio intentando salvar el planeta?

Es una cosa que suena fatal pero no es un mal escenario. Algunas de las empresas que han contaminado más el planeta van a hacer negocios importantes intentando salvarlo. Seguramente no es muy justo pero es un escenario mucho mejor que el que tenemos ahora.

¿El problema es la falta de compaginación entre lo público y lo privado?

Como siempre el problema es la poca capacidad de tener iniciativas empresariales y públicas realmente globales en este tema. No tenemos tiempo. Necesitamos compromiso y practicidad. Sin crear sentido de urgencia no hay cambio y en el tema de la sostenibilidad el que no encuentra el sentido de urgencia es porque no quiere.

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¿Estamos viviendo una revolución del packaging hacia lo circular?

Absolutamente. Y solamente está empezando. La capacidad de crear nuevos materiales crecerá exponencialmente. La simulación de la inteligencia artificial nos lo permite. El despegue de la nanotecnología también. Viviremos una revolución de los materiales que nos ayudará a la economía circular y que fundamentará una revolución del packaging. La sensorización de la realidad a través de la Internet de las Cosas también nos ayudará a un packaging más inteligente y más sostenible.

¿Qué opina sobre la aplicación de medidas políticas coercitivas a la industria?

Sería fundamental que la consciencia de los consumidores y la labor de los legisladores provocara una transformación radical del packaging. Medidas como el pago de las bolsas de plástico son pasos adelante. Necesitamos muchos más. Son insuficientes. Y si alguien lo duda, que mire los océanos de plástico que hemos creado o que pregunte a la gente magnífica del CRAM que encuentran en el interior de las especies marinas protegidas que rescatan.

“La impresión 3D es una revolución que debería ser palanca para la economía circular”

¿En qué medida está contribuyendo el eco-diseño?

Diseñar para la reabsorción natural y no para la linealidad es básico. El diseño no es un factor independiente de la cadena de valor. Pero en la medida que los diseñadores tengan más capacidad y sensibilidad en propuestas ecológicamente equilibradas estaremos más cerca de la solución. La economía circular se basa en redefinir diseños lineales que nos abocan a generar recursos que no son reabsorbibles.

¿Cómo colabora la impresión 3D?

La impresión 3D es una revolución que debería ser una gran palanca para la economía circular. Los diseños en 3D permiten soluciones eficientes que el 2D no nos permitía. Es fundamental que los materiales que usemos para la impresión 3D sean radicalmente circulares.

¿Qué perspectivas de crecimiento le augura usted a la industria y a la empresa que entran en circularidad?

Soy optimista. En parte por mantener una confianza en que como humanidad caminaremos hacia una salida razonable. Creo que además es una gran oportunidad para Europa. Hay más sensibilidad. A Europa le ha ido francamente mal con la revolución digital. Lo de la estrategia de Lisboa del 2000 ha sido un fiasco en cuanto a resultados. No solamente Estados Unidos lidera con más ventaja, si no que China también.

¿Es la economía circular la oportunidad europea?

Europa debería plantearse la economía circular como gran oportunidad para

sus empresas. Tenemos potencial empresarial para este liderazgo y seguramente más consciencia cívica. Hay empresas europeas potentes que deberían abrazar esta lógica, me refiero a perfiles corporativos como Suez, Basf o Siemens. Pero también los Zara, los Mango o los Louis Vuitton.  La capacidad que tuvo Europa para crear un estado del bienestar no la ha tenido nadie, a pesar de que algunos países casi no tuviéramos tiempo de saborearla.

¿Es una apuesta estratégica?

La apuesta de Europa por la economía circular es estratégica. Obviamente no podemos renunciar a participar con protagonismo de la nueva revolución basada en la inteligencia artificial. Sería desastroso. Pero especializarnos en una lógica de tecnologías emergentes y economía circular es una apuesta con enorme futuro. Y esas revoluciones o las lideran las empresas o se quedan en buena voluntad. Las empresas europeas, con el apoyo de los estados y de las universidades, pueden hacer de la economía circular una singularidad económica en un mundo que cada vez pivota más entre estados Unidos y Asia.

 

Neus Agulló.-

 

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