El contenido de basura orgánica contenido en una sola  bolsa estándar tiene el potencial de impulsar un autobús durante 2,5 Km, sin embargo en España se trata de una energía renovable infrautilizada. Tan solo dos instalaciones, en  Valdemingómez y recientemente Butarque, en Madrid, inyectan biometano producido de forma sostenible a la red de gas natural.

Expertos de la producción, distribución, comercialización y uso de la energía reunidos por GASNAM en el Green Gas Mobility Summit identifican esta tecnología como una alternativa para lograr la descarbonización en múltiples sectores, especialmente el transporte,  y entrar en la economía circular, pero identifican como el principal escollo actual la necesidad de una certificación de origen para el gas producido de forma sostenible sobre la que incentivarla producción y la demanda.

El biogás, gas metano producido de forma sostenible a partir de residuos orgánicos de la industria agroalimentaria, las depuradoras o los residuos urbanos, podría producir cada año 26,6 Tw/h de energía en España, suficiente para abastecer las necesidades del 40% de los hogares españoles, y, como afirmó Javier Cervera, director de Desarrollo de Negocio de la ingeniería energética Genia Global Energy “El biometano aporta, además de una energía de fuentes renovables con un valor económico importante, otros beneficios, como el valor del fertilizante orgánico que se obtienen en el proceso y los beneficios medioambientales por la gestión de cientos de miles de toneladas de residuos orgánicos que dejan de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera y cuya gestión entra así de lleno en la economía circular.”

Por qué una certificación

La existencia de una certificación que garantizase el origen  renovable del gas, según todos los expertos, facilitaría a los productores conseguir financiación para crear instalaciones de gasificación y aumentaría la demanda de gas de origen “verde”, pues ofrecería una forma de reducir su huella de carbono  a compañías de sectores como el transporte y la logística que tienen en su mano pocos factores donde pueden actuar. Como ejemplo, el uso de biometano como combustible puede reducir la huella de carbono en el uso de vehículos hasta en un 80% tal y como afirma Manuel Arias, responsable de Movilidad Sostenible de Scania, pero sin una certificación del origen no es posible justificar esta reducción.

Otro efecto de los certificados para el biometano, que apuntó Jacobo Canseco responsable de Productos Renovables en la distribuidora energética Axpo, será que, una vez inyectado en la red, podrá consumirse allá donde se necesite, sin importar dónde se haya producido el gas. No en vano, el biometano es la única energía renovable que puede almacenarse, transportarse y ser consumida donde y cuando se necesita, independientemente de las condiciones de viento o de sol.

El gas producido por biodigestión tiene que pasar por un proceso de upgrading antes de poder ser inyectado a la red de distribución o de transporte. Este refinado” garantiza unos parámetros de calidad similares al gas natural de origen fósil que hace que pueda ser utilizado como combustible en vehículos. La red está preparada para recibir el biometano, pues según Jesús Gil, director de Innovación y Nuevas Energías de Enagás, nuestra red tiene una capacidad de gestión de 400TWh /año, superando incluso a la capacidad de la red eléctrica de 280 TWh /año.

¿Qué falta entonces para que en España aprovechemos más esta fuente de energía? Los expertos consideran que será necesario animar la demanda y para ello la certificación es esencial, pues será la garantía para poder establecer incentivos fiscales y medioambientales, por ejemplo igualando el régimen fiscal o de acceso a las ciudades de los vehículos propulsados por biometano  al de los eléctricos, fomentando así su uso.

Los expertos creen que la llegada del certificado está próxima, valoran los esfuerzos realizados por la Administración en el último año y la animan a culminar cuanto antes el proceso iniciado con la “hoja de ruta” del biogás y establecer cuanto antes un marco legal y fiscal claro que incentive la gestión de residuos, la producción de biometano y su uso frente a combustibles fósiles.

Como ejemplo de los beneficios que puede aportar a la economía, desde que en Alemania se establecieron las “reglas del juego” de la producción distribución y uso de biometano, en 5 años se construyeron hasta 160 plantas para producción de gas renovable y se estima que el sector, además de los beneficios económicos y medioambientales, aporta más de 105.000 empleos directos.