En el nuevo artículo de hoy, publicaremos un artículo de José Vicente López Alvarez, Dr.Ingeniero de Montes, Profesor de Tecnología y Gestión de Residuos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), coordinador del Máster Universitario en Economía Circular de la UPM, y con una larga y reconocida trayectoria en este sector.

No cabe duda que la invención del plástico fue vital para el desarrollo industrial y la generación de nuevos productos que han facilitado la vida de las personas y contribuido al desarrollo social. Un producto resistente, insoluble en agua, con propiedades barrera y ligero, otorga unas características que lo han hecho indispensable en aeronáutica, vehículos, barcos, sanidad y un sinfín de aplicaciones como todos conocemos.

Son estas características las que precisamente se han vuelto en contra de este material. Su persistencia y durabilidad en el medio han hecho que este material sea casi indestructible en el horizonte temporal humano. Significa pues, que los elementos de la vida cotidiana a base de plástico (palillos, cucharillas, platos, vasos, botellas….) que denominamos de “usar y tirar”, permanecen en el medio natural durante años, si no hemos sido capaces de recogerlos y reciclarlos y lo que es peor aún, afecta a la vida en todos sus niveles tróficos, tanto a nivel físico como químico.La envergadura del problema es grave: 8 millones de toneladas al año (https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2019/05/el-plastico-supone-el-95-de-los-residuos-del-mar-mediterraneo)  de plásticos acaban en los océanos del mundo y únicamente nosotros somos los causantes.

El hecho es que el 80-85% de la basura marina de nuestras costas la constituyen materiales plásticos, de los cuales el 50% son plásticos de un solo uso, el 27% relacionados con la pesca y el resto son bolsas, botellas y otros envases. El concepto de plástico de un solo uso que forma parte de la contaminación marina es aplicable a aquellos plásticos fabricados conpolímeros naturales modificados o a partir de sustancias de partida de origen biológico, fósiles o sintéticas que no se producen de forma natural.

La Unión Europea ha tomado la iniciativa a nivel mundial y en breve saldrá a la luz la Directiva relativa a la “reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medioambiente ( https://data.consilium.europa.eu/doc/document/PE-11-2019-INIT/es/pdf)”. Sin entrar en excesivos detalles, en esta propuesta se detallan las siguientes medidas:

• Reducción del consumo de productos de plástico de un solo uso, en concreto prohibición para toda la UE de bastoncillos de algodón, pajitas, platos y cubiertos de plástico (con excepciones hasta 2023, para instituciones como hospitales, colegios, etc, que ya lo hayan contratado), removedores para bebidas, palos de globos, plásticos oxo-degradables y algunos envases y vasos de poliestireno expandido (corcho blanco), que deberán fabricarse con materiales sostenibles.
• Restricciones para introducción en el mercado de los mismos, como una obligación para los países miembros de la UE de adoptar medidas para lograr una reducción del 25% en el consumo de los recipientes alimentarios, los envases y envoltorios (por ejemplo, de patatas fritas y golosinas), los recipientes y vasos de bebidas, los productos del tabaco con filtro (por ejemplo, colillas), las toallitas húmedas, los globos y las bolsas de plástico ligeras.
• Requisitos aplicables a determinados productos de mercado en un plazo determinado. Obligación para los países miembros de la UE de reducir en un 50% para 2025 y un 80% para 2030 los residuos de post-consumo de los filtros de tabaco que contienen plástico.
• Requisitos de marcado en las etiquetas para información del consumidor y se aplicará expresamente alas compresas higiénicas, las toallitas húmedas y los globos.
• Responsabilidad ampliada del productor (RAP), que incluyen el coste de las limpiezas y medidas de sensibilización.
• Recogida separaday estrategias de RAP para las artes de pesca, así como un objetivo de recolección del 50% y un objetivo de reciclaje del 15% de esas artes para 2025. La obligación de recolectar por separado el 90% de los envases de bebidas y asegurar que se produzcan con un 35% de contenido reciclado para 2025.
• Medidas de concienciación

El tema es lo suficientemente importante y de envergadura como para dedicarle unas líneas concretas. En este artículo vamos a abordar un primer aspecto de cómo se puede reducir el consumo de los denominados plásticos de un solo uso.

Se parte de la hipótesis que el consumidor (todos nosotros) quiere cosas simples y baratas, que le faciliten su acto de compra y consumo. Por otro lado, este hecho lo sabe el comercio y, por supuesto, el fabricante y de ahí la proliferación de artículos de usar y tirar.

Pero esto no es sostenible y agota los recursos del planeta como ya se ha comentado anteriormente. Se precisan medidas de apoyo y concienciación, es decir, ejemplarizantes.

En las normas de la UE para reducir la basura marina (http://europa.eu/rapid/press-release_IP-18-3927_es.htm), en concreto, los plásticos de un solo uso, se ataca en concreto al uso desmesurado de plásticos en los supermercados. En este sentido, hay acciones populares en contra del uso superfluo de este material, como la de “desnuda la fruta” (https://www.lahipotesisgaia.com/cambiar-mundo-poquito-desnudalafruta/) . Otro ejemplo lo tenemos en las bolsas de plástico comerciales. Ya su uso ha decaido enormemente, incluso países como Marruecos las han prohibido totalmente. (https://www.aljazeera.com/news/2016/07/green-morocco-bans-plastic-bags-160701141919913.html)

Pero este problema no es local, ni de la UE, es un problema mundial, pero en el tampoco hay unanimidad. En la 4ª Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente celebrada en Nairobi (Kenia) (http://web.unep.org/environmentassembly/es) la mayoría de los países querían una reducción significativa de plásticos de un solo uso para el 2025. Sin embargo se negaron a ello, países como EEUU, Arabia Saudita y Cuba, quedando la expresión de “reducción significativa para el 2030”.

Por ejemplo, cada minuto en el mundo se vende 1 millón de botellas de plástico, de las cuales apenas se recicla un 30%. Hacia dónde vamos. No nos queda más remedio que repensar nuestra forma de producir y consumir, y ello sólo puede hacerse cambiando el modelo hacia una economía circular. Si la tendencia continúa, para el 2050 tendremos en el medio 12.000 millones de toneladas de basura plástica (https://news.un.org/es/story/2018/06/1435111). La solución sólo la tenemos nosotros y en espera que las administraciones se pongan en marcha, la ciudadanía puede empezar a tomar medidas.

Los consumidores podemos eliminar envases de plástico superfluos en supermercados. Comprar la fruta, verdura, etc. a granel y no envasada (He llegado a ver cocos envueltos en film de plástico. Qué absurdo). En casa y trabajo sustituir las botellas de bebida de plástico, por bidones reutilizables. En restaurantes, bares, cafeterías, consumir agua en jarras. Tratar de rechazar bolsas de plástico en los comercios. Pagar por ellas no implica responsabilizarse del residuo, es mejor llevar bolsas reutilizables de tela, por ejemplo. Rechazar las pajitas de plástico en restaurantes y bares y un sinfín de gestos que van a ayudar a que los fabricantes cambien sus procesos e innoven buscando materiales más sostenibles.

El futuro que nos espera si adoptamos una economía circular para el plástico, es decir, una nueva economía del plástico, pasa porque de un problema se puede convertir en oportunidades para las empresas productoras. Los plásticos de un solo uso no tienen ya una utilidad inteligente y por ello consumidores y productores han de optar por alternativas sostenibles, más limpias y ello va a incitar a la innovación en procesos que pueden llevar a algunas empresas a ser líderes tecnológicos en el sector, a generar empleo y riqueza.

Europa es ahora el líder en combatir la contaminación por plásticos y todas las medidas previstas en el “Paquete de Economía Circular” (https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/?uri=CELEX:52015DC0614&from=EN) que incluye entre otras, la revisión y actualización normativa, nos llevará a:

• Evitar que se emitan a la atmósfera 3,4 millones de toneladas de CO2
• Se evitarán daños ambientales por valor de 22.000 millones de euros hasta el 2030
• Se verificará un ahorro en los consumidores de 6.500 millones de euros

Los plásticos de un solo uso, tienen los días contados.

  José Vicente López Alvarez