Al final piensas, ¿… saldremos de ésta? Claro que saldremos de ésta…, pero ¿cómo quedaremos?, ¿cómo viviremos?, ¿cómo será la manera de trabajar?, en fin, hueles QUE NADA VOLVERÁ A SER IGUAL. Empecemos a tenerlo claro y seamos valientes para reconocer que se ha puesto en marcha la maquinaria del CAMBIO, pero no del cambio teórico pues parece que esto va muy en serio y pinta a Giro Copernicano.

Desde 2018 llevábamos unos meses que se nos venía anunciando,  por expertos, que estábamos en las puertas de una gran recesión mundial, se cuestionaba muy seriamente la globalización, Europa envejecida no aceptaba refugiados jóvenes y preparados. Las calles de grandes ciudades vivían y se llenaban de revueltas de jóvenes desengañados. Aparecía el gran movimiento de sensibilizados jóvenes que están reaccionando ante la emergencia climática y se unen para actuar mundialmente a través de “Friday For Future”, y las tecnologías centradas en Internet creaban tres grandes bloques (EEUU, China, Rusia) que se han individualizado generando una guerra tecnológica entre ellos a través de sus propios sistemas. Mientras,  Europa, como siempre, neutral, en su clásico ni sí ni no, sin acabar de encontrar su sitio en el mundo ni en ella misma.

Otro si a tener en cuenta, y es la aparición de golpe y sin control preventivo de la tecnología 5G centrada en los ámbitos de la conectividad junto a otros soportes tecnológicos está llamada a ser el gran paradigma del teletrabajo unido a la inteligencia artificial, pero no todas las empresas y organizaciones sindicales aceptaban este modelo para su trabajadores. Se habla, pero muy pocos se han decidído a implementarlo en sus empresas.

En apenas dos meses, desde la aparición del nuevo coronavirus en Wuhan, hasta hoy, la expansión del COVID-19 ha parado la economía mundial. De momento y a corto plazo no hay manera de atacarle y de prevenirlo mediante vacunas. Repito, aparece de golpe, y la alarma se esparce a toda velocidad por el MUNDO GLOBALIZADO y en pocos días se paralizan producciones de grandes empresas de automoción, cadenas productivas que necesitan materias primeras que vienen de China, los aeropuertos se cierran, las ciudades se paralizan y el consumo se detiene de golpe. El mundo comienza a ser afectado económicamente y de forma impredecible.

De golpe se cierran fronteras y aquello de que fácil es viajar (turismo o negocios) a cualquier parte del mundo sin problemas y a bajo coste, se convierte en un mal sueño. Hoy los estados se aislan dejando a personas que no pueden regresar a sus países. La Unión Europea no toma decisiones globales sinó que deja a cada miembro de su comunidad que actúe en función de su idiosincrasia. El mundo ENTERO se infecta y aquella situación que veíamos en películas de ficción ahora traumáticamente y de golpe nosotros somos los protagonistas. Se confina a todo el mundo en sus casas. Se disparan los controles y se inician procesos de Alarma Global.

Intuyo habrá un traumático antes y después del Covid19.

Intuyo que la convalecencia de la pandemia será dura y que nos llevará entre otras al fin de la globalización, esa globalización que nos ha conducido a esta situación. Aquellos tiempos donde la gran China era la fábrica barata del mundo pues disponía de millones de personas que trabajaban por un plato de arroz ha cambiado y hoy trabajan para vivir mejor, como los occidentales “locos”. Hoy dispone y es líder en tecnología. Mientras, el mundo rico y sus humanos no hemos aprendido nada de aquellos errores que nos hicieron explotar en 2007.

Estamos ante el gran desastre de la emergencia climática y atrapados en un entorno que hemos destruido y que necesita de un gran cambio hacia una conducta sostenible dentro de un sistema capitalista que no acaba de morir, pero que delante tenemos a otro modelo disruptivo e innovador que no acaba de nacer y en medio aparecen y nacen los grandes monstruos, entre ellos, la extrema derecha y aquello de la vuelta a lo pasado fue mejor…y quizás, los virus incontrolados.

Creo que se ha terminado el consumismo, el comprar por comprar y santificar lo superfluo, aquello que no necesitamos para vivir, los viajes low cost, la alegría de vivir a golpe de crédito. Intuyo que se ha perdido la forma de trabajar sin contar para nada que contaminamos nuestro entorno, que nos hundimos y que el bien privado pasa arrollando por encima el bien común.

Estos días que convivimos con el Covid19 nos está invadiendo el miedo, no tan solo lo hemos olido si no que estamos conviviendo con él. El miedo nos debilita, pero no olvidemos que existe una generación denominada “Z” que si algo no tiene, es miedo. Los y las “Z” deben seguir rompiendo y desprogramando todo lo que hemos creado como consumidores tarados.

Pienso que esto va para largo y cuando pase la  fase pandémica todo volverá a activarse, pero con empresas cerradas, fábricas de automóviles sin existencias, replanteándose negocios hacia la economía circular, poniendo el cambio climático en los ejes de nuestros objetivos, las administraciones deberán aprender y cambiar su rol social, tendremos que poner la maquinaria en marcha, pero no va a ser de hoy para mañana. Tendremos que inventar, crear, despertar con una nueva mirada y con una industria obsoleta y agotada que habrá que replantearse de arriba abajo. Con un nuevo escenario geopolítico de gran dimensión y envergadura y con  miedo entre unos y otros sin precedentes. Con una tecnología punta que nos convertirá en seres humanos con más tiempo para el ocio y con nuevas maneras de trabajar.

Por lo tanto, creo que pensar que vamos a despertar de este mal sueño y lo primero que haremos es reemprenderlo todo donde lo dejamos, es ser muy iluso. Creo que el cambio que predicábamos desde hace 10 años y que los grandes economistas y estadistas negaban y no creían en él se ha iniciado traumáticamente y veo que ya no hay, ni habrá, camino de regreso.

JOAQUIM BRAULIO, Partner and founder of the Group381