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Cambio climático y la duda de la colmena

Después de la aprobación del Real Decreto-ley 15/2018 de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores, se abre un nuevo escenario en el estado, ya que se regula de forma más eficiente y permisiva la co-generación y el auto-consumo tanto a nivel doméstico como industrial.

Partiendo de la base de que, debido al modelo de desarrollo urbano ya consolidado en el marco de países de la Unión Europea, la estrategia para la bajada de emisiones en el sector de la edificación debe basarse en la rehabilitación energética, el contexto actual es un buen momento para reflexionar sobre las dos grandes estrategias para bajar las emisiones del parque edificado existente:

1) La pasivización

2) Las fuentes de energía renovables

Centrándonos en el caso de la vivienda, que supone un 90% del total de edificaciones del Estado, si hablamos de bajada de demanda por pasivización de edificios, beneficia a edificios altos (en bloque), puesto que conviene una relación de poca piel por mucho volumen en el edificio, de modo que interviniendo en pocos metros cuadrados de fachadas y cubierta podemos pasivizar muchos metros cúbicos de volumen. Estas intervenciones reducen de forma drástica la demanda por climatización de las viviendas, que de media supone la mitad de la demanda total según el IDAE. Esta estrategia tiene como valor añadido que modifica el aspecto preexistente de la edificación, dándole una segunda vida. A parte, puede generar una cantidad muy importante de nuevos puestos de trabajo que requieren diferentes grados de formación necesaria. A nivel tecnológico no suponen un gran reto y son propuestas de mantenimiento bajo. Ya por acabar, modificar la piel de un edifico es una oportunidad para ordenar instalaciones, ampliar superficies útiles o retirar materiales tóxicos.

Por otro lado tenemos la estrategia de usar instalaciones de auto-consumo a partir de fuentes de energía renovables. Esta propuesta beneficia más a edificaciones aisladas, que tengan o bien muchos metros cuadrados de cubierta en proporción a su demanda energética (por lo tanto, edificaciones de pocas plantas de altura) o bien mucho espacio libre alrededor de la edificación.

Esta estrategia, a pesar de requerir profesionales más cualificados y especializados, tiene una inversión inicial muy asumible y un retorno a corto plazo basado en la producción y no en el ahorro.

Gracias al decreto 15/2018 se podrán crear sistemas de co-generación donde se compartan producción y consumo diferentes edificaciones con diferentes demandas energéticas, cosa que va a optimizar mucho el ahorro, disminuyendo la necesidad de distribución y almacenamiento. Por ejemplo, una vivienda unifamiliar que comparta producción y consumo con un pequeño comercio colindante, podrán beneficiar-se ambos sin generar una demanda de potencia muy alta, puesto que los horarios de consumo son completamente diferentes.

Es muy remarcable como este nuevo marco normativo, a pesar de sus deficiencias, abre la puerta a una des-centralización del mercado eléctrico, donde la figura del consumidor como cliente pasivo empieza a ser algo del pasado.

Cuando hablamos de dos estrategias a seguir, en ningún caso se plantean como estrategias excluyentes, todo lo contrario, para cumplir con los compromisos actuales en contra del cambio climático habrá que usar las dos al mismo tiempo.

Si reflexionamos sobre el orden a la hora de aplicar-las, es lógico pensar que en primer lugar es necesario bajar la demanda, fomentando el ahorro, puesto que así el dimensionado de producción energético será acorde con la demanda final. Si primero se dimensiona una producción energética para una demanda determinada y posteriormente se reduce la demanda, se genera un excedente energético que, a pesar de que con el nuevo marco normativo es más fácil re-aprovechar, supone unas pérdidas en distribución o almacenaje que son contrarias a los objetivos perseguidos.

Tal como dijo Lewis Mumford “La función principal de la ciudad es convertir el poder en forma, energía en cultura, materia muerta en los símbolos vivos del arte y reproducción biológica en creatividad social.” Así pues,  el modelo energético de una ciudad condiciona plenamente su modelo de desarrollo urbanístico, de modo que las dos estrategias que se acaban de exponer responden mejor cada una a dos tipos de modelo  de ciudad: la ciudad compacta y ciudad dispersa.

Así pues, a todo el análisis que nos precede a día de hoy, iniciado en su momento por urbanistas proto-ecológicos de la talla de Élisée Reclus, hace falta añadirle que la ciudad dispersa puede acoger mucho mejor sistemas de co-generación energética basada en fuentes renovables, mientras que la ciudad compacta, debido al factor de forma de sus edificaciones, puede bajar la demanda energética por clima a un coste muy bajo, siendo más eficientes en este sentido.

Pongamos el ejemplo concreto de dos viviendas de 100 metros cuadrados.

Una está integrada en un bloque de viviendas de una zona densa de una ciudad relativamente grande (ciudad compacta) mientras que la otra es una vivienda unifamiliar en una zona residencial de las afueras (ciudad dispersa).

Si partimos del análisis convencional hasta ahora, el hecho de formar parte de una trama urbana más densa y habitar en un bloque disminuye notablemente la movilidad obligada así como la demanda energética por clima, dos factores muy importantes a la hora de calcular nuestra huella ecológica, de modo que la vivienda en el bloque sería la más sostenible.

A pesar se eso, teniendo en cuenta los avances tecnológicos y el nuevo marco normativo, no es tan fácil afirmar esta deducción puesto que la vivienda unifamiliar puede tener una demanda energética  eléctrica y un sistema de placas fotovoltaicas con baterías que la satisface al 100%. Aunque por su factor de forma, su demanda energética por clima sea más alta, al tener muchos metros cuadrados de cubierta disponibles, puede cubrir toda su demanda con fuentes renovables, cosa que la vivienda en bloque no puede, puesto que tiene que compartir esos metros cuadrados de cubierta con los otros vecinos del bloque. A parte, también tendría más facilidades para usar energías como la geotermia o la biomasa para la climatización de la vivienda en invierno.

En cuanto a la movilidad, una vivienda aislada puede disponer de un vehículo eléctrico que recargue con energía fotovoltaica que genera la propia vivienda sirviéndole éste como batería de almacenamiento del excedente producido de modo que el impacto ecológico por transporte dependería de la vida útil de la batería y del desgaste de neumáticos. Finalmente, a parte del factor energético, la vivienda aislada en la ciudad dispersa dispone de espacio para agricultura urbana y de almacenamiento para re-aprovechamiento de agua, generando así una oportunidad para bajar la huella ecológica total de sus inquilinos.

Queda claro que ambos modelos tienen pros y contras, y de poco sirve comulgar con la fe de que modelos urbanos más densos nos van a solucionar todos los problemas de las coronas metropolitanas de urbes consolidadas así como pensar que la re-industrialización basada en emisiones bajas va a llevar-nos a cumplir los objetivos contra el cambio climático sin modificar nuestro sistema de producción y consumo.

Como conclusión, podemos afirmar que vivimos en tiempos de cambio tecnológico y social que introducen constantemente nuevas variables a los indicadores que nos hacen definir las teorías de modelos urbanos de transición hacia un mundo más sostenible. De modo que la solución no pasara por una estrategia rígida sino por una metodología capaz de adaptar-se a un modelo cambiante en pos de un objetivo a largo plazo.

Daniel Serrano Serrat.

Sobre el autor: Daniel Serrano Serrat es arquitecto y Máster en Intervención Sostenible por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès – UPC. Especializado en sostenibilidad y replanteo de polígonos de viviendas en escenarios post-industriales. En la actualidad trabaja como arquitecto en el Ayuntamiento de Badia del Vallès en proyectos de rehabilitación energética, regeneración urbana, urbanismo participativo y estrategias contra la pobreza energética.

Página web del autor: http://serranoserrat.com/

LinkedIn del autor: https://www.linkedin.com/in/daniel-serrano-serrat-04848792/

 

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