Por lo que estamos observando en las distintas estrategias reales de los países más desarrollados en materia de economía circular, parece que los cuatro puntos más importantes que se están abordando con urgencia son: la energía y cambio climático, la alimentación, las materias primas y residuos y la contaminación.  Dejando a un lado los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS2030) como tales, dado que los resultados finales se evaluarán más allá del 2030 y no presenta interés desde el punto de vista de la coyuntura actual en esta discusión, se trata, por tanto, de reflexionar si es posible implantar una Economía Circular Globalizada (ECG) que solucione los grandes problemas mencionados.

La eliminación del carbón como combustible contaminante, la no solución energética a través de lo nuclear y el horizonte de agotamiento de las reservas petrolíferas, en el 2050[i] al ritmo actual de consumo, ha derivado hacia una planificación de implantación y uso masivo de energías renovables, lo cual implica un proceso de adaptación tecnológico que en muchos casos es muy costoso. Si a ello le añadimos la variable del calentamiento global por el uso de energías contaminantes, nos encontramos con una necesidad de cambio y transformación de las estructuras productivas y de consumo muy importantes, mucho más impactante en las sociedades desarrolladas. La reconversión energética es un problema tecnológico que está llevando a enormes inversiones y a unos precios muy superiores a los convencionales y si unos pocos países ricos (bloques) pueden hacer frente a estas inversiones ¿no se abrirá una brecha definitivamente insalvable entre estos pocos países ricos y la inmensa mayoría de los países pobres?. Parece evidente que ni tecnológicamente, ni económicamente estos países podrán hacer frente al desafío, por tanto, este tipo de desarrollo solo sería posible desde el punto de vista de la energía para unos pocos países y aún esto es dudoso, si las tecnologías están en manos de los más potentes donde se invierte más en I+D+i.

Por el lado de los alimentos, se constata que el mundo no está en vías de acabar con el hambre para el 2030[ii] y, pese a que se han realizado ciertos progresos, tampoco lleva camino de lograr las metas mundiales sobre nutrición, de acuerdo con la mayoría de los indicadores.  Unos 1000 millones de personas están sobrealimentadas; 2000 millones forman la geografía del hambre dándose miles de casos de muertes por esta razón. Con un adecuado reparto de alimentos, una intensificación en la productividad de tierras y mares, una dedicación de las tierras a aquellos productos para los que son más productivas y un gran esfuerzo de investigación biotecnológica para llevar adelante los objetivos, se podría alimentar suficientemente una población mundial en crecimiento. Esto requiere nuevamente fuertes inversiones, tantas como el equivalente a la inversión mundial en armamento. El problema radica en quiénes pueden hacerlas y a cambio de qué, porque tal y como estamos viendo los niveles de cooperación actual no bastan. Solamente a base de organizaciones supranacionales y acuerdos internacionales, se puede dar respuesta al desafío que presenta una alimentación adecuada a una población mundial en crecimiento, donde para el 2050 se alcanzará los 10.500 millones de habitantes en el planeta. Por tanto, desde el punto de vista de la alimentación tampoco es posible esta ECG, dado que claramente se condena a muerte por hambre a millones de personas mientras que otros siguen viviendo en la abundancia e inversiones para la supervivencia y el despilfarro desde el punto de vista de las materias primas.

Tercera causa: materias primas y residuos. Las limitaciones son mucho mayores que en el caso de la energía pues realmente son muy escasas y su agotamiento se prevé para plazos muy próximos. Se constata que los países ricos, consumen 10 veces más de materias que los pobres[iii]  se impone, por tanto, una drástica limitación en el consumo, una clara apuesta por la reutilización y adecuación de productos usados y un esfuerzo por intentar el reciclado máximo posible de las citadas materias primas, como principios de circularidad[iv]. La solución circular en este caso es difícil pues, por un lado, los países ricos quieren mantener su nivel y forma de vida, mientras que los pobres, quieren acceder por derecho a lo mismo, o bien, si no pueden, emigrar hacia los primeros en busca de oportunidades. Este desequilibrio a nivel global no tiene solución por ahora, dado que las medidas se toman en los propios países ricos. Si ponemos como ejemplo la Unión Europea, a partir del paquete de Economía Circular, se promueve como posibles medidas a tomar la implantación de trabajos más artesanales[v] (reutilización, reparación, refabricación, etc.) por un lado y ,por otro, la sustitución de las materias primas no renovables por materiales reciclados. Este punto parece aún más claro que los anteriores respecto a la conclusión de que no es posible este desarrollo del consumismo y del despilfarro[vi] para una ECG.

La contaminación es otro factor limitante en el saldo del desarrollo global, pues una producción a nivel mundial como la de Estados Unidos, China, Unión Europea, Rusia y Japón, a pesar de todas las tecnologías, no podrá garantizar un equilibrio permanente con el medio ambiente. La lucha contra la contaminación del medio tampoco se puede afrontar con eficacia desde el punto de vista de las naciones pues las aguas y el aire, se comunican sin tener para nada en cuenta los límites de las fronteras políticas. Mientras que estos grandes bloques económicos tienen capacidad de inversión en medidas anticontaminación, producen efectos ambientales tanto en su territorio como en terceros países.  Por ejemplo, todas las naciones que realizan sus vertidos en el mar deberían someterse a una legislación supranacional de control de los vertidos en función de las necesidades del equilibrio del ecosistema y no en función de sus intereses nacionales. Pero no sólo vertidos como tales, sino también en materia de residuos, como ocurre con los plásticos que contaminan ríos y mares.

Todo lo expuesto nos pone de manifiesto que ya hemos alcanzado los límites de explotación del planeta[vii]. El crecimiento ilimitado de la renta per cápita no es posible continuarlo con su tendencia actual y con los parámetros de medición tradicionales. Parte de los verdaderos problemas del mundo no son principalmente de población, sino de una absurda e inadecuada explotación del planeta. La frase de Gandhi que la tierra puede alimentar la necesidad de todas las personas, pero no su codicia, es cierta. El problema no es tanto la falta de recursos, que también, sino la mala utilización e injusto reparto de aquellos.

Las soluciones son de una dimensión extrema. Quizá las de orden técnico y científico sean las más sencillas de abordar; pero las de orden político y social[viii] se plantean continuamente e incluso, se enquistan, y son tan importantes los cambios que tienen que producirse que es de prever para los próximos años la aparición de una cadena de crisis de todo tipo, que como hemos sufrido con la COVID-19, supondrán una parada generalizada de la economía a nivel mundial y un replanteamiento del crecimiento.

Observamos que, a pesar de todo, en lo que va de siglo se está repitiendo el esquema social que se originó en el siglo XIX en occidente, en los que existía una clase burguesa que tenía y retenía un porcentaje muy grande de la riqueza, mientras que las inmensas masas proletarias vivían en las urbes en absoluta miseria, acrecentándose las diferencias entre ricos y pobres. Este esquema es el que hoy se presenta entre los países desarrollados y los que están en vías, pero sustituyendo el concepto de clases por el de nación.

Esta situación en un mundo en que el transporte, la digitalización y las telecomunicaciones lo han hecho tan pequeño no es sostenible por mucho tiempo. O se procede a un nuevo orden mundial bajo criterios de Economía Circular o el abismo vuelve a presentarse. La humanidad tradicionalmente ha resuelto estas situaciones mediante revoluciones o guerras, sin embargo, con la perspectiva actual de la historia vemos que ni unas ni otras han traído soluciones que necesitamos y es que para ello no debemos creer ni en la inocencia ni en la culpa de las clases sociales ni de las naciones. Creer que unas naciones son buenas y otras son malas es un maniqueísmo que desconoce al propio ser humano; la situación del explotador/explotado es una cuestión de oportunidad en la que se manifiesta el egoísmo de todas las personas. Por ello, toda liberación que no empiece con la del propio egoísmo de cada uno, es el mayor obstáculo al despliegue total de las propias posibilidades conlleva la Economía Circular.

Se puede concluir que en los momentos actuales tiene el ser humano aun tiempo para adaptarse a la naturaleza, prescindiendo de esquemas tecnológicos o ideológicos que se transforman en verdaderas barreras para una ECG. Una época de austeridad productiva y de solidaridad se impone con fuerza, pero lo cierto es que sigue primando el “primero me salvo y luego ya veremos”. No parece este el camino para una ECG.

[i] https://www.bp.com/en/global/corporate/energy-economics/statistical-review-of-world-energy/oil.html#oil-reserves

[ii] http://www.fao.org/3/ca9692es/online/ca9692es.html#

[iii] https://www.cepal.org/es/comunicados/la-extraccion-mundial-materiales-se-triplico-cuatro-decadas-agudiza-cambio-climatico-la

[iv] https://eco-circular.com/2021/04/19/la-economia-circular-frente-a-la-crisis-de-la-sociedad-de-consumo/

[v] https://theconversation.com/productos-duraderos-reparables-y-reciclables-para-una-economia-circular-124114

[vi] https://eco-circular.com/2021/02/22/crisis-de-materias-primas-despilfarro-y-economia-circular/

[vii] https://www.dw.com/es/los-l%C3%ADmites-de-regeneraci%C3%B3n-del-planeta/a-39942770

[viii] https://eco-circular.com/2021/03/19/hacia-una-transformacion-de-la-sociedad-a-traves-de-la-economia-circular/

José Vicente López Álvarez,

Director del Grupo de Innovación Ambiental y Economía Circular. Universidad Politécnica de Madrid